Y un día, hace exactamente cinco años, se establecía en la República Argentina una de las medidas más inclusivas en la historia del país: la Asignación Universal por Hijo para la Protección Social.
Mediante el Decreto 1602/09, se destinó este derecho a aquellos niños, niñas y adolescentes pertenecientes a grupos familiares que se encuentran en situación de desempleo o desempeñando tareas en la economía informal.
La presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner afirmaba, allá por 2009, que se trata de "un acto de estricta reparación, pero será un acto de justicia cuando cada padre tenga un buen trabajo, un buen salario y una buena casa".
De esta forma, la brecha de desigualdad continúa disminuyendo, la equidad gana terreno, la justicia se hace escuchar. “Este es el sistema más redistributivo y más justo, porque paga por cada uno de los hijos, sin distinción”, declaraba la mandataria durante el anuncio de su implementación.
Gracias a la puesta en marcha de la Asignación Universal, la Argentina se posicionó como el país más igualitario de Latinoamérica, reflejando la reducción de la pobreza e indigencia y demostrando notables cambios en materia de educación y salud, apuntando a la mejora de la calidad de vida de todos los argentinos, que se evidencia desde el aumento en las matrículas escolares hasta en el pleno acceso a las políticas públicas sanitarias.
Día a día se continúa apostando por una Nación más igualitaria a través de medidas que tienden a equiparar derechos, a reducir brechas, a redistribuir riquezas, a pensar en el “todos”. Un país donde la Justicia Social alcance cada uno de sus rincones, de los nuestros, de los de todos. Una Argentina donde se avanza acompañados, de la mano, donde el futuro llegó hace rato y vino para quedarse. Una Nación, ésta: la Argentina, donde los únicos privilegiados siempre son (y serán) los niños.
La Asignación cumple, Cristina dignifica.
